domingo, 28 de noviembre de 2010

Strike 1 (y contando...)

Yo me muero. Ahora. Quiero morirme ya. Sin juicio. Sin quicio. Golpeando machetes que talan edificios con ojos transparentes. Ahora mismo. Quiero ya morirme. Hundirme en sin sentido chapopote.. Dejar de respirar tanto destello luminoso de gas carbónico. Strike 1.

Sin que la suerte me acompañe y con callos en los pies. ¿sabe alguno de ustedes cómo me siento? ¿Y cómo me levanto, y cómo me acuesto?

Dejadme solo. sentado en un tronco de madera, como una flor que quiere ser recogida por alguna buena pastora ignorante de corazón noble y rojo. No puedo más luchar contra el sueño triste. Contra mi trágico sabor amargo endulzado con resina seca.

Creo que me he perdido. Focos fundidos y dos cenizas de cigarro color verde. Pésimo sueño. Dormir revuelto con huevos. Ya sáquenme de aquí. Dispárame un somnífero de gracia. Inyecciones de placer onírico, con acción prolongada. Lo más que se pueda por favor. Y hasta donde más no se pueda, justo a ese nivel quiero llegar. Enfermera, por favor.

Sonríeme por siempre. Por lo menos hasta que me muerma. Hasta que me muerda. Hasta que me duerma. Hasta que me...

Cuéntame un cuento. Terminemos ya con esto. Quiero que sea uno largo, el más real, el más hermoso que conozcas. Por favor, cuéntamelo ya.


** Julio Galán, Candiles y Molestias. 1996.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Acciones conjugadas en pasado imperfecto: La Tercera Opción

Ayer me quedaba pensando. Y hoy, hasta este momento, e inclusive mientras dormía, pensé...

Quiza sí era probable ver la historia desde afuera y decidir cómo proseguir con el relato. Los primeros dos esbozos de lo que parecía ser un primer intento por dilucidar un destino en el desarrollo de la historia, fracasaron con éxito rotundo.

Pero quiero que quede también aclarado que esos intentos "a conciencia" ni con voluntad completa fueron los más. Ahora mismo, que con poca cautela y de cruda y desordenada manera atrévome  a contar mis suspecciones al respecto, descubro que se vuelve necesario (y con teméricos aires de imprescindible) crear una tercera posibilidad en el argumento. Y si no crearla, por lo menos dejar el terreno fértil y guardarle un poco de oxígeno. Uno nunca sabe...

Ante la perspectiva poco satisfactoria de uno y otro destino, imperiosa es ya, no la pacífica (y en el peor de los casos equilibrada) combinación de ambas opciones, sino el alumbramiento repentino y no previsto de un tercer ramal en el desdoblamiento de los hechos y de las acciones. La irrupción espontánea de la posibilidad que en nada hubiera podido predecirse, el alumbramiento de lo no calculable y lo jamás pensado.

Algún experimento cocinado por sí mismo con los restos y deshechos de las dos opciones inicialmente contempladas, fundamentada esta última con el valor de lo descartable y lo inadvertido; solamente una tercera opción, absurda radical, invisiblemente consciente, definitiva, arriesgada.

Y perfecta quizá, por todo lo anteriormente dicho.


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Pero no es prudente ventilar tanto los planes y proyectos que aún en período de gestación hállanse incubados dentro de un algo muy real, pero que no "existe" todavía. La intemperie y los agentes de patógena naturaleza, existentes en el vulgar y físico mundo de la vida, no son la mejor influencia ni alimento para dar a luz un sueño que no se siente listo para existir ni sobrevivir.

Hay que proteger al sueño. Amamantarlo y cantarle canciones todo el tiempo. No vaya a ser que un día despertemos dándonos cuenta de que somos el perfecto y escalofriante abortivo de nuestros propios deseos.

Al igual que en el onírico, es delicioso existir en el universo de las letras.

Vivir dentro de un libro.

Acciones conjugadas en pasado imperfecto (o algo del 2007)

El loco es el único que sabe hacerle el amor a la muerte como a ella le gusta. Yo qusiera comprarme un auto viejo para recorrer las rutas que nunca me atreví a conocer. La compensación de un tiempo perdido y la búsqueda de un algo que no se sabe qué es.

Me he cansado de hablar contigo con mi voz de interesante, diciendo tonterías con estilo. Sólo hay que escuchar al cuerpo. Hay que bloquear los atajos., pues son solamente salidas falsas con calles elegantes.

Hay que dejar de creer que somos alguien que quiere algo. Sentarnos en una banca  y abandonarnos. Salir corriendo y ver cómo reacionamos cuando nos quedamos solos y sin amparo, en una blanca y medio empolvada silla de fierro enmedio de los arbustos. Sacar de los cajones los cuchillos y dárselos a los niños; ellos no podrán cortarse jamás, pues no saben comenter accidentes.

martes, 2 de noviembre de 2010

21:51

Quisiera sacarte todo de encima. Arrancarte los prejuicios, las ideas falsas, las concepciones y anhelos que fabricaste cuando veías cómo era el amor en algún aparato de luz artificial.

Quisiera que nos desprendiéramos de toda la farsa que rodea nuestras vidas incompletas, que miráramos de frente a la contradicción sin huirle ni rendirle explicación alguna.

Quisiera no necesitar un abrazo tuyo para sentirme mejor cada vez que se forma un vortex cardíaco de ausencia de mí. Matar al romance. Hacerlo pedazos y tirarlo a la basura.

Quisiera limpiarte, arrancarte la mala yerba que te dejaste crecer durante todo este tiempo en el que no sabías que existías, hasta que te encontraste conmigo.

Quisiera sacarte las entrañas, borrarte los sentidos, para que no pudieras percibirme, imperfecto, bajo el más ordinario y corriente de todos los planos. Sin cuerpo y sin cabeza para ser juzgado. Sin ojos tuyos que pudieran adorarme.

Quisiera comerte, desgarrarte a girones la carne que te maldice, que te condena, que te impide salvarte conmigo. Tu médula escurriendo sobre el pasto.

Quisiera tan solo que fuésemos dos luces perdidas, que se encontraron para formar un destello nuevo, más grande. Un rayo más blanco. Puro.