Quiza sí era probable ver la historia desde afuera y decidir cómo proseguir con el relato. Los primeros dos esbozos de lo que parecía ser un primer intento por dilucidar un destino en el desarrollo de la historia, fracasaron con éxito rotundo.
Pero quiero que quede también aclarado que esos intentos "a conciencia" ni con voluntad completa fueron los más. Ahora mismo, que con poca cautela y de cruda y desordenada manera atrévome a contar mis suspecciones al respecto, descubro que se vuelve necesario (y con teméricos aires de imprescindible) crear una tercera posibilidad en el argumento. Y si no crearla, por lo menos dejar el terreno fértil y guardarle un poco de oxígeno. Uno nunca sabe...
Ante la perspectiva poco satisfactoria de uno y otro destino, imperiosa es ya, no la pacífica (y en el peor de los casos equilibrada) combinación de ambas opciones, sino el alumbramiento repentino y no previsto de un tercer ramal en el desdoblamiento de los hechos y de las acciones. La irrupción espontánea de la posibilidad que en nada hubiera podido predecirse, el alumbramiento de lo no calculable y lo jamás pensado.
Algún experimento cocinado por sí mismo con los restos y deshechos de las dos opciones inicialmente contempladas, fundamentada esta última con el valor de lo descartable y lo inadvertido; solamente una tercera opción, absurda radical, invisiblemente consciente, definitiva, arriesgada.
Y perfecta quizá, por todo lo anteriormente dicho.
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Pero no es prudente ventilar tanto los planes y proyectos que aún en período de gestación hállanse incubados dentro de un algo muy real, pero que no "existe" todavía. La intemperie y los agentes de patógena naturaleza, existentes en el vulgar y físico mundo de la vida, no son la mejor influencia ni alimento para dar a luz un sueño que no se siente listo para existir ni sobrevivir.
Hay que proteger al sueño. Amamantarlo y cantarle canciones todo el tiempo. No vaya a ser que un día despertemos dándonos cuenta de que somos el perfecto y escalofriante abortivo de nuestros propios deseos.
Al igual que en el onírico, es delicioso existir en el universo de las letras.
Vivir dentro de un libro.

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