Tengo el sueño recurrente de espiarte mientras duermes.
La playa cantando en silencio, y yo desenredando tus cabellos,
hilos largos y radiantes, distendidos en la espuma blanca de la almohada.
Tengo el sueño recurrente de conocerte a fondo.
Saciar el hambre zoológica y efectuar la danza del que se entrega con manos y pies.
Morir como los peces, por la boca y en todo tu cuerpo.
Tengo el ansia infantil del que lo quiere todo.
Y modulo mi deseo. Y dosifico mi paciencia.
Espero mientras te evaporas por completo,
subiendo lenta y sin piel por entre las sábanas.
Y siento cómo te rindes, protegida bajo la sombra de un árbol joven que
sucumbe ante el aroma y la radiancia de su primera flor.
Emanando suspiros bajo las cobijas, contemplo tu momento final,
mientras flotas hacia los brazos serenos del antiguo Morfeo.
Huésped y presa entre mis alas de pájaro prehistórico.
Huésped y presa entre mis alas de pájaro prehistórico.
partes al fin, seducida por el sueño y el cansancio,
y el hartazgo que te provoca el vivir del mundo,
y el hartazgo que te provoca el vivir del mundo,
Es entonces cuando mis labios acarician tu frente
Y yo puedo entonces mirarte fijo, directo a los ojos dormidos y verdes,
cubiertos bajo un velo de seda tostada.
Actores sin máscara, escondidos tras un abanico de pestañas.
Y no duermo, ni me muevo,
no pienso ni respiro.
Sólo observo lo que sueñas.
Lo que temes y deseas,
lo que sufres y gozas.
lo que sufres y gozas.
Mientras duermes.
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