.. Además tuve otro sueño, doctor. Estaba dormido muy profundo. Soñé que era un pájaro, volando entumecido en medio de un día nublado. No hacía frío, pero por alguna razón me costaba coordinar el movimiento de las alas. Ya estaba a cierta altura, mecido por las corrientes que cerca del piso no alcanzan a ser percibidas. Estaba esforzándome por hacerlo bien, pensando como hombre, tratando de ingeniármelas para moverme como un ave. Y lo conseguí. En cierto momento sentí una ligera punzada en el bajo vientre, me contorsioné en el aire y comencé a planear. Me movía ligero, doctor, como un pincel empapado que atraviesa el cielo. Cerré mis ojos y el viento me cantaba por encima del plumaje; era una canción dulce, hipnótica, que me arrullaba.
Seguí así por no sé cuanto tiempo, convertido en uno más de los engranes, avanzando armónico, por sobre las copas de los árboles. Observando los autos que circulaban, mecánicos y en contrasentido. Mirando a la gente confundida, sin saber a ciencia cierta el rumbo de sus pasos, ni el camino por el cual la vida les dirige.
Seguí así por no sé cuanto tiempo, convertido en uno más de los engranes, avanzando armónico, por sobre las copas de los árboles. Observando los autos que circulaban, mecánicos y en contrasentido. Mirando a la gente confundida, sin saber a ciencia cierta el rumbo de sus pasos, ni el camino por el cual la vida les dirige.
Estoy triste doctor. Porque entre la multitud me vi a mí mismo, tirado de bruces encima de una cebra peatonal, en la calle de Corrientes, esquina con Medrano. Había ruidos y gente rodeándome, doctor. Un charco carmesí bordeaba mi cabeza y los ojos estaban en blanco. Había luces y ambulancias, doctor. El cielo comenzaba nublarse, y después vi dos pájaros grandes, muy negros, volando en círculos, a una altura mayor a lo que yo volaba. Llevaba puesta la misma ropa que llevo ahora, los mismos zapatos.
No sé, doctor. Creo que cuando acabe la consulta, terminaré aceptando mi destino y me dirigiré ahí, a la esquina de Corrientes y Medrano. Quizá por lo menos ahora, pueda dejarme llevar por lo que me,vaya a pasar, por lo que tenga qué suceder conmigo…
- ¿Señor?
- Si,
- ¿Señor?
- Si,
- Disculpe que lo despierte, sucede que ya hemos llegado.
- ¿En serio?
- Si. Corrientes y Medrano.
- ¿En serio?
- Si. Corrientes y Medrano.
- ¿Cuánto le debo?
- 15.75, lo que marca el taxímetro.
- Cóbrese, por favor.
- Buenísimo. Gracias.
- A usted, que tenga buen día.
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- 15.75, lo que marca el taxímetro.
- Cóbrese, por favor.
- Buenísimo. Gracias.
- A usted, que tenga buen día.
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